El silencio es salud
Vivimos rodeados de ondas sonoras que están nos causando estragos en la salud. Sabemos que tanto el ruido como el silencio afectan al cerebro. Hay tanta contaminación de sonido que prácticamente hemos olvidado lo que es un cerebro en silencio.
El silencio es la base de la práctica espiritual. Meditamos para entrar en el silencio interno.
Estar en silencio tiene impactos neuronales en el cerebro que se irradian sobre todo el organismo y ordenan el funcionamiento entero del cuerpo.
En el Budismo, el silencio es una práctica constante, es un lenguaje que nos conduce a otros planos de realidad, libres de irrupciones abruptas, donde mente y espíritu pueden canalizarse hacia nuevos hallazgos.
Aquí cuatro hallazgos científicos sobre los portentosos prodigios del silencio y cómo se traducen en el cerebro:
El silencio genera nuevas neuronas
En un experimento, un grupo de investigadores descubrió que los ratones expuestos a 2 horas de silencio diario desarrollaban nuevas células en el hipocampo, la zona del cerebro que involucra a la memoria y al procesamiento de las emociones. Complementariamente se comprobó que estas células se convertían en neuronas, lo cual es maravilloso, pues la neurogénesis es vital para una salud óptima del cerebro. Requiere práctica y disciplina, pero te aseguro que puedes lograrlo y experimentarlo.
El silencio potencia la sensibilidad y la empatía
Además de poder generar nuevas neuronas en el hipocampo, el silencio está asociado a otras áreas del cerebro de alta sensibilidad como el giro supramarginal, donde es generada la empatía, incluso los sentimientos de amor. Esta área necesita tranquilidad y silencio para funcionar adecuadamente y promover la empatía.
El silencio estimula otro tipo de atención
Cuando el cerebro está en silencio también se activan procesos de atención, aunque de un tipo distinto a los que conocemos, que también son necesarios para guardar energía estando totalmente presentes. En una investigación publicada en el 2001 se halló que el silencio promovía el descanso de la corteza pre frontal, que entraba en un “modo de fábrica” necesario para ahorrar energía, pero promovía un tipo de atención más pasiva: una habilidad, según pudieron observar los investigadores, que hemos perdido con el pasar del tiempo, pero que podría ser evolutivamente fundamental.
El silencio libera tensión del cuerpo y el cerebro
En el 2006, el físico Luciano Bernardi llegó por accidente a un resultado insospechado cuando estudiaba los efectos de la música en el cerebro. Bernardi realizó una prueba en la que le puso seis canciones distintas a un grupo de personas, quienes experimentaron cambios fisiológicos en la presión arterial y en la circulación en el cerebro. Pero lo sorprendente para Bernardi y sus colegas fue encontrar que las pausas de 2 minutos de silencio tenían efectos relajantes sobre los participantes, lo que podría deberse a que estar en silencio hace que descansen las neuronas de la corteza auditiva y, con ello, las zonas del cerebro relacionadas a la atención.
Así que ya ves, el silencio es una medicina muy poderosa que está totalmente a tu disposición.
¿Ya pensaste cómo y dónde conseguir tu dosis de silencio?